1. Aplicación precisa
El láser utiliza un haz de luz diminuto para tratar con precisión el tejido cicatricial, evitando dañar la piel sana circundante y reduciendo los efectos secundarios. Es especialmente adecuado para tratar cicatrices en zonas sensibles como el rostro.
2. Estimula la regeneración de colágeno
Mediante un efecto térmico, el láser estimula la piel para que produzca nuevo colágeno, mejorando notablemente la textura de la cicatriz, aplanándola y suavizándola gradualmente, y logrando que su color se asemeje al de la piel normal. Los resultados a largo plazo son estables.
3. Mínimamente invasivo y de rápida recuperación
En comparación con la cirugía tradicional, es menos invasivo y tiene un tiempo de recuperación más corto. Tras el tratamiento, se forma una pequeña zona de daño térmico en la superficie de la piel, que suele recuperar su aspecto normal en 3 a 6 días, sin afectar a la vida diaria.
4. Amplia aplicabilidad
Puede tratar diversos tipos de cicatrices, incluidas las hipertróficas, las atróficas (como las del acné), las quirúrgicas, las de quemaduras, etc., y también puede mejorar síntomas como el picor y el dolor que provocan.
5. Tratamiento personalizado
Los médicos pueden ajustar los parámetros del láser según el tipo y la profundidad de la cicatriz y las necesidades del paciente para desarrollar un plan de tratamiento personalizado, lo que mejora su eficacia.
6. Alta seguridad
Tras años de verificación clínica, se ha demostrado su seguridad y fiabilidad, con escasas reacciones adversas. Por ejemplo, el enrojecimiento, la hinchazón y la hiperpigmentación son, en su mayoría, fenómenos transitorios, y un estricto cuidado postoperatorio puede reducir aún más el riesgo.